Descripción:
Recibir máquinas nuevas desde China fue emocionante, pero también aterrador. La primera vez que vimos esos equipos instalados en nuestra planta supimos que el reto apenas empezaba: No se trataba solo de prenderlas, sino de entenderlas a fondo.
Nuestro equipo pasó semanas capacitándose, revisando manuales, haciendo pruebas y corrigiendo errores. Había momentos de frustración, claro, pero también de satisfacción cuando logramos dominar cada función. Y lo mejor de todo es que ese conocimiento no se quedó en teoría: Lo aplicamos para optimizar nuestra producción y mejorar la calidad de nuestros productos.
Conclusión:
Cada hora de capacitación se traduce en productos más precisos, eficientes y confiables.